Vivimos en la era de la felicidad cibernética. Las redes sociales nos inundan con viajes felices, amores eternos y familias estables. Adicionalmente las marcas nos convencen que “no hay límites”, que es cuestión de “solo hacerlo” y que “cualquier cosa es posible”.
Como entrenadores esta tendencia puede ser beneficiosa, pero debemos tener la claridad que lo que vemos en estas redes sociales es la cima de la montaña, el pico del iceberg y la faceta feliz.
Sabemos que efectivamente no hay límites como parte del género humano:
Las voces de Pavarotti o Freddie Mercury;
La visión de Steve Jobs o Mark Zuckerberg;
La velocidad de Usain Bolt o Eliud Kipchoge;
La genética de Michael Phelps o Katie Ledecky
La historia de Chrissie Wellington;
La elegancia de Nadia Comaneci;
La fuerza de Serena Williams
Este pasado fin de semana fuimos testigos de grandes logros deportivos; el maratón masculino en menos de dos horas, el maratón femenino en 2:14:04 y la marca del Campeonato de IRONMAN Kona en 7:51:13
Estos humanos con quienes compartimos sueños nos muestran sus mejores cualidades y nos invitan precisamente a no tener límites, a soñar alto y a simplemente hacerlo. Sin embargo, como entrenadores tenemos la obligación de hacerles ver que el camino a la cima de la montaña está llena de piedras y altibajos, y que requiere de una preparación perfecta, disciplinada y metódica.
Pero además de esto tenemos que comprender que no todos podemos desarrollar la voz de Pavarotti; no todos tenemos los genes de Frodeno; o no todos tenemos los antecedentes de Wellington.
Debemos romper los límites que están a nuestro alcance, y tras romperlos, buscar los siguientes, pues nuestra realidad es cambiante y al final ese es uno de los propósitos de entrenar, cambiar nuestra condición actual.
En cuatro años en este ámbito he visto a personas comunes consiguiendo metas extraordinarias; pero también he conocido personas con sueños tan inalcanzables en ese preciso momento que han caído en una dinámica de frustración, tristeza y eventual renuncia.
Por ello debemos saber que no hay límites dentro de la lógica de nuestra realidad actual, pero que esta realidad es cambiante, por lo que debemos ir paso a paso, sueño a sueño y conquista a conquista.
Rescato lo que dijo Eliud Kipchoge tras romper la barrera de las dos horas en maratón:
- levántate y corre 5 kilómetros, tal vez ese sea el primer límite que debes romper hoy y después… después te podrás sorprender.

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