Uno de los retos más grandes para cualquier entrenador en el mundo en este momento es que los atletas sigan entrenando sin competencias en el calendario.
En el ámbito profesional, donde los atletas tienen las competencias como su modo de vida para conseguir premios económicos y patrocinios, es una preocupación legítima.
Qué pasa en el ámbito amateur donde lo que conseguimos es una medalla, ocasionalmente algún trofeo, una playera y la satisfacción personal de cruzar una meta ya sea en primer lugar o en último lugar.
Pero acaso las condiciones de esta enfermedad (SARS-COV-2 o Coronavirus) no nos ha hecho reflexionar lo suficiente para comprender que nuestro estado físico es clave en la ocurrencia de una enfermedad y la forma en la que el cuerpo responderá. Tomando en consideración la comorbilidad (enfermedades que agravan la condición) de los casos graves, hipertensión, diabetes y obesidad, debe quedar clarísimo que lo que necesitamos es una población más sana y más activa.
Sin importar si somos atletas amateur o profesionales, debemos entrenar.
La pregunta entonces es si necesitamos competencias para requerir un entrenador. Creemos que sí. Un buen entrenamiento, con o sin competencia, lleva ciencia, desde la progresión, el equilibrio de cargas, el trabajo de fuerza adecuado y específico y hasta el control para evitar sobre-entrenarse en ambientes a puerta cerrada. El entrenador será el encargado de saber cuáles son tus metas a largo plazo para saber cómo te mantendrá en estos meses de confinamiento.
Además, debemos considerar que la situación no puede extenderse indefinidamente, o la controlamos o aprendemos a vivir con ella. Así que tarde o temprano volveremos a las competencias y la mayoría queremos volver en la mejor condición posible porque aceptémoslo, estaremos ansiosos por participar en mil eventos: largos, cortos, difíciles, en la montaña, en la playa, en la ciudad, con poca gente y con mucha. Así que lo mejor será conservar la forma física de la manera más adecuada para regresar en condición de cumplir todas esas metas que están rondando nuestra cabeza.
Para terminar y complementar, creo que debemos ser muy cautos y realistas en cuanto a los eventos y la forma en que regresarán a la normalidad. Por la forma en la que se compite, en la que se aglomera una cantidad importante de personas, no solo competidores, sino de público y familiares, además de la logística misma de los eventos, veremos maneras diferentes de organización. Tal vez menos gente, con restricciones, sin puestos de abastecimiento, sin público o con algunas otras estrategias que tendrán que ser implementadas.
En cuanto a las fechas, deberá ser gradual y, aunque no nos guste, seguramente los espectáculos y los deportes serán de los últimos en ser considerados para volver a la vida normal.
Pero lo que es seguro es que volveremos más fuertes, más responsables y con mucho entusiasmo.
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